La relación entre desigualdad y crecimiento económico ha sido un eje de debate constante en la economía moderna. Tradicionalmente vista como una disyuntiva, esta discusión exige un análisis riguroso para entender sus matices y consecuencias.
Mecanismos que favorecen el crecimiento
Desde la perspectiva clásica, ciertos niveles de desigualdad pueden impulsar el dinamismo económico. Estos mecanismos resultan especialmente relevantes en etapas iniciales de desarrollo.
- Incentivos para invertir en educación superior: las recompensas por formación avanzada motivan a estudiantes y emprendedores a elevar sus habilidades.
- Mayor propensión al ahorro e inversión: los hogares de mayores ingresos destinan una proporción significativa de su renta a capital productivo.
- Retorno del capital físico mayor: en economías emergentes, la rentabilidad de la infraestructura y la maquinaria suele superar la del capital humano.
Mecanismos que frenan el crecimiento
Por otro lado, la desigualdad excesiva genera distorsiones que limitan el potencial de crecimiento sostenible.
- Menor inversión en capital humano: la falta de recursos reduce el acceso a educación y formación de las franjas más vulnerables.
- Limitación de la movilidad social: la concentración de oportunidades impide que el talento alcance posiciones superiores.
- Riesgo de inestabilidad sociopolítica: las tensiones sociales y las políticas populistas pueden desincentivar la inversión a largo plazo.
- Reducción de la demanda agregada: la concentración de la renta en pocos reduce el consumo masivo y frena la expansión interna.
- Debilitamiento de la calidad institucional: las élites pueden capturar políticas, erosionando la eficiencia y la confianza en el sistema.
Evidencia empírica y cifras clave
Numerosos estudios internacionales han cuantificado el impacto de la desigualdad sobre el crecimiento. A continuación, un resumen de hallazgos representativos:
Estas cifras ilustran que la desigualdad en la parte baja de la distribución tiene un impacto más severo que la que surge por acumulación de riqueza.
Por ejemplo, un incremento de 10 puntos en el coeficiente de Gini reduce el crecimiento anual entre 0,11% y 0,14%, mientras que en España el máximo aumento fue de 2,8 puntos durante la última crisis.
Dependencia del nivel de desarrollo
El efecto de la desigualdad varía según el estadio económico:
En países en desarrollo inicial, la mayor rentabilidad de las inversiones físicas puede traducirse en tasas de crecimiento elevadas aun con cierta desigualdad. Sin embargo, a medida que la economía madura, el capital humano adquiere protagonismo.
En las economías avanzadas, la falta de oportunidades educativas y la concentración de ingresos frenan la innovación y la productividad, provocando un estancamiento a medio y largo plazo.
Redistribución y crecimiento sostenible
Contrario al mito tradicional, la redistribución estatal no condena el crecimiento. Distintas políticas fiscales y sociales pueden fortalecer la economía al mejorar el acceso a la formación y la salud.
Un sistema tributario progresivo bien diseñado, acompañado de inversión pública en educación y infraestructuras, crea un círculo virtuoso de oportunidades que impulsa la productividad y la demanda interna.
Recomendaciones prácticas
Para construir un modelo de desarrollo inclusivo y dinámico, es crucial implementar medidas que reduzcan los efectos adversos de la desigualdad:
- Políticas fiscales progresivas: diseñar impuestos a la renta y al patrimonio que no desincentiven la inversión.
- Acceso universal a educación de calidad: becas, subvenciones y mejora de la enseñanza pública.
- Fomento de la movilidad social: programas de mentoría, formación profesional y acceso a financiamiento para emprendedores.
- Fortalecimiento institucional: promover la transparencia y la rendición de cuentas para evitar la captura de políticas.
- Inversión en infraestructuras verdes: crear empleo y modernizar la economía hacia sectores de futuro.
Conclusiones
No existe una respuesta única sobre la compatibilidad entre desigualdad y crecimiento. La evidencia muestra que, aunque una cierta desigualdad inicial pueda favorecer la acumulación de capital, su exceso genera distorsiones que limitan el desarrollo sostenible.
En definitiva, el desafío reside en equilibrar incentivos y equidad mediante políticas públicas eficaces. Solo así se podrá garantizar un crecimiento robusto que beneficie a toda la sociedad, construyendo una economía más justa y próspera.
Referencias
- https://www.caixabankresearch.com/es/economia-y-mercados/actividad-y-crecimiento/como-afecta-desigualdad-al-crecimiento-economico
- https://juanramonrallo.com/perjudica-la-desigualdad-al-crecimiento-economico/
- http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-952X2016000100045
- https://www.imf.org/es/blogs/articles/2024/07/23/a-low-growth-world-is-an-unequal-unstable-world
- https://www.undp.org/es/dominican-republic/comunicados-de-prensa/ni-tanto-ni-tan-poco-la-trampa-de-la-desigualdad-y-el-crecimiento-economico
- https://www.uhu.es/publicaciones/ojs/index.php/REM/article/view/3917







